Thursday, August 10, 2006

Una tarde de domingo

Ginebra es, a mis ojos, como una tarde de domingo. Como un laaaaargo y profundo bostezo que anticipa la siesta luego del almuerzo tipo 4 de la tarde.

O quizas soy yo la que no alcanzo a darme cuenta de la....digamos... pasion de esta ciudad. Puede ser.

Que veo? calles limpias, con bolsitas que cuelgan de los postes de luz para que cada buen ciudadano que pasee a su perro pueda tomar una de ellas y meter ahi los desechos de su animalito. Papeles en el suelo? como buscar el tesoro escondido. Parques especiales para pasear a los perros, bicicletas gratuitamente disponibles para quien quiera pasear un rato. Buses que dejan a conciencia del pasajero el pago del boleto. Grandes parques para los ninnos, los que corren, los que pasean, los que salen un domingo por la tarde. Arboles perfectamente bellos y dispuestos en cada casa, en cada esquina.

Muchas voces en espannol. Mucha voz peruana, colombiana, boliviana, ecuatoriana. Inmigracion latinoamericana que busca "mejores oportunidades" en esta ciudad. Voces en ingles, turistas gringos que vienen durante el verano. Algunos alemanes, italianos, franceses, unos son turistas, otros de distintas partes e idiomas de la Suiza.

Estamos en la semana se Ginebra, mas bien son 15 dias. Estamos de fiesta. Junto al lago hay puestos de comida, en general oriental y latina. Hay juegos para los ninnos y los no tan ninnos. Musica, bares ambulantes. Mucho ruido, mucha gente. De todos colroes. Me paseo por entre ellos y no logro hallarme. Mas bien me divierto mirando el contraste entre esta ciudad homogeneamente pensada y lo heterogeneo de quienes en ella habitan, o por lo menos caminan.

Pero con lo dicho no basta, Suiza es realmente otro mundo. Hay tanto que podria decir, sus leyes laborales, el rol del Estado, los bancos...pero ya me voy, mannana vuelvo a Marseille. Para otra vez sera.

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